LA EUCARISTÍA FUENTE Y CUMBRE DE LA VIDA CRISTIANA
La Iglesia hace memoria del sacrificio de Cristo
Cuando celebra la Eucaristía, la iglesia recuerda, los acontecimientos de la salvación, de forma muy especial la pasión, muerte y resurrección del Señor.
A su vez, actualiza, hace presente en cada celebración el acontecimiento de la pasión, muerte y resurrección del Señor y que fue la finalidad de toda la vida de Jesucristo, su entrega hasta la muerte por su amor a nosotros.
Juan Pablo nos dijo que celebremos el domingo como el “Día del Señor”, la familia está llamada a ser hoy “apóstol del día del Señor”.
El domingo es una formación cristiana permanente e insustituible en la sociedad actual, la Eucaristía es encuentro de la familia de los hijos de Dios, en torno a la mesa de la Palabra divina y del Cuerpo de Cristo, cada domingo es una fiesta.
Se anticipa la vida eterna, la salvación plena y definitiva que nos ha conseguido el Señor.
Al celebrar la Eucaristía, hacemos presente el único sacrificio que realmente salva, por el que somos perdonados.
La Eucaristía es según la carta a los hebreos “un sacrificio de Alabanza” y de acción de gracias.
La Eucaristía construye la iglesia, como Cuerpo de Cristo
A partir de la Eucaristía, San Pablo entiende a la Iglesia como verdadero “Cuerpo de Cristo Resucitado”.
Cristo resucitado está presente en la reunión de los cristianos, aunque sean muy pocos.
La comunidad cristiana es mucho más, es el cuerpo de Cristo través del cual Jesucristo salva a todo el que cree en Él y le sigue.
La Eucaristía nos hace a todos miembros unos de otros: Hermanos
La Eucaristía, tercer sacramento de la Iniciación Cristiana junto al bautismo y la Confirmación, nos hace cuerpo de Cristo Resucitado.
No miembros iguales, sino diferentes.
Ser miembros del Cuerpo de Cristo, genera la “comunión con los hermanos”, es comunión con todo bautizado, que es mi hermano. “los amigos se escogen pero los hermanos nos vienen dado”
Si se olvida la Caridad, la celebración de la Eucaristía se convierte en escándalo
Juan Pablo II nos dijo:” un signo de la misericordia de Dios, hoy especialmente necesario, es el de la caridad, que nos abre los ojos a las necesidades de quienes viven en pobreza y marginación...”
No es tanto que la Eucaristía nos compromete con el amor al prójimo, es que la Eucaristía misma es amor de Dios a mí y a todos y fuente de mi amor a Dios y al prójimo, que son hermanos.
La Eucaristía nos envía a llevar la Buena noticia: nos hace misioneros
Al finalizar la Eucaristía se nos dice “podéis ir en paz”, esta frase tiene un doble significado, primero, que lo que hemos celebrado lo acojamos como gracia, como el gran regalo del Padre, y que no acabe en el templo y segundo que los que hemos celebrado la Eucaristía lo anunciemos a los demás.
Cada domingo es fiesta: "La familia, apóstol del día del Señor"
La familia es un cauce privilegiado para transmitir la fe y los valores cristianos.