Dentro de la piedad popular, ocupa un lugar destacado todo lo referente a las asociaciones de fieles, particularmente aquellas que tienen como objetivo primero el culto y la caridad, es decir, las Hermandades y Cofradías.

No solo no se puede negar su pujante presencia en la vida de nuestras Iglesias particulares, sino que forman también un importante tejido asociativo dentro de la misma vida social.

Se hace, pues, indispensable, que los miembros de nuestra Cofradía sepan unir muy bien su condición de cristianos, dentro de una asociacion de la Iglesia, y su presencia en el mundo en medio de la sociedad, dando auténtico testimonio cristiano.

Para cumplir, en coherencia, tan importante cometido, es necesario unir la formación a la plegaria, el testimonio a la celebración.

* Sin una formación seria y continuada no se puede comprender ni vivir aquello que se celebra. La fe quedaría secuestrada por el ritualismo.

* Sin oración, se acortarían de tal manera los horizontes que todo se reduciría a una expresión cultural sin sentido religioso.

Por lo demás, solamente celebrando el misterio de Cristo en los sacramentos, y particularmente en la Eucaristía, se puede tener la fuerza para hacer del amor fraterno la señal y distintivo cristiano.

Tan oportuno como necesario resulta, pues, este curso básico de formación cofrade, que no pretende más que aportar unas pinceladas sobre lo que debe de ser una vida plena de nuestra condición cristiana dentro de la Cofradía de la Vera Cruz.