En el año 1.745 la cofradía encarga a Manuel Romero Puelles la ejecución del paso de la Coronación de Espinas. El paso procesional representa el momento en que soldados romanos, con sus lanzas, ajustan a Jesús Nazareno la corona de espinas.

El grupo se compone de cinco figuras. Las figuras se disponen de forma semicircular. Cristo, vestido con una túnica roja que le cubre parcialmente, ocupa el centro de la escena, mientras que un niño, arrodillado, le hace burla con una mano, mientras intenta tapar un descosido de su pantalón con la otra. El costumbrismo bilbaíno ha bautizado a esta figura como "Anatxu", posiblemente en recuerdo de Anás, suegro de Caifás, Sumo Sacerdote en el momento de la Crucifixión de Cristo.

El resto del paso lo componen tres soldados romanos que, protegidos por lanzas imponen al Nazareno la corona de espinas. Las ropas que visten son claramente anacrónicas. Las armaduras corresponden a una época indefinida, más propias de la Guerra de Sucesión española -concluida 30 años de la realización del paso- que de la Roma clásica.

El rostro digno y doliente del Nazareno ofrece un vivo contraste con los rasgos grotescos de las demás figuras. Estas facciones encajan bien con la acción que realizan: la parodia de la coronación de un monarca.

El planteamiento de la composición es muy acertado, ya que permite ser contemplado desde un gran número de puntos de vista. Encaja perfectamente dentro de los postulados de la escultura barroca, de la cual es un exponente. Este conjunto participa plenamente de las características de su autor: plasticidad y movimiento.

Este paso forma parte de la magna Procesión de la Santa Cena, en la tarde de Jueves Santo.

 

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