En el libro de cuentas de la Cofradía figura un primer pago, en diciembre de 1940, a Juan Guraya y cia por la restauración del paso de La Cena por un importe de 5.000 pts., cantidad que se repetiría por dos veces en febrero, una en marzo, una cuarta en abril por 3.500 pts y la última en junio de 1941 por la cantidad de 1.111 '75 pts., lo que sumaba un total de 24.611 '75 pts. a la que habría que añadir 131 '90 pts. por un viaje a Valladolid para materiales para la Cena. De los trabajos realizados por Guraya se informa a la Junta Directiva el 23 de abril de 1941, acordándose que dicho paso fuera terminado haciéndose nuevas las cabezas de los 8 apóstoles y realizándose un anda nueva. Ello nos indica que en la Semana Santa de 1941 el paso de la Cena salió con los cuerpos nuevos realizados por Juan Guraya y las cabezas del viejo paso. El proyecto de las cabezas nuevas se confirma con el libro de cuentas en el que Guraya cobra otras 5.546'05 pts. por restauración en el paso de la Cena. La policromía corrió a cargo de Enrique Nieto, por la que cobró 787 pts.. A la Escuela Profesional de los Salesianos se le encargaron una serie de trabajos por los que cobraron 625 pts. Los adornos del paso estaban compuestos por 24 mts.de lino, probablemente para componer el faldón del paso, con un coste de 696 pts~ unas bandejas y tazas que irían sobre la mesa, pintadas por Isidro Cucó; 4 faroles de 3 tulipas y dos de una, que se compraron a la Instaladora General por 1.550 pts.; así como el coste del anda realizado por Eduardo Urrutia, el cual cobró al mismo tiempo las andas, tanto las del paso de la Cena como las de la Cruz a cuestas, un total de 22.725 pts..

Haciendo un resumen, podemos indicar que en el paso de La Cena las trece imágenes son de vestir puesto que se realizaron en escayola, siendo modeladas tan sólo las cabezas, manos y pies, únicas partes que se pintan, puesto que no se puede hablar de policromado en ningún momento. Dada la fragilidad de los materiales con las que se realiza la ejecución, a lo que habría que añadir las andas de llantas macizas, este paso ha tenido que contar con múltiples restauraciones posteriores. La primera de ellas en abril de 1944, en que la Cofradía pide al artista Juan Guraya un presupuesto para pasar a madera la imagen de Cristo, pidiendo el mismo 20.000 pts. por ello. Cantidad exorbitada puesto que en enero de 1943, habiendo ganado el concurso para esculpir el paso de La Cena de Valladolid iba a cobrar, en principio, 15.000 pts. por la misma figura. Inclusive hay una cierta advertencia, de manera velada, indicando que la figura la tiene vendida en Bilbao. Se presupone que está pensando en la Cofradía de la Vera Cruz, pero esta le contesta que no tiene la cantidad que Guraya pide y se limitan a dar ligeros retoques de restauración. De todas las imágenes de este paso tan sólo la figura de Cristo recibe una restauración en madera en uno de los brazos, concretamente el derecho, realizada en 1947. La fragilidad de la obra viene marcada por las restauraciones que en ella se han hecho desde su nacimiento, imposibles de recoger aquí, a lo que debemos añadir la propia opinión del artista que afirma haber hecho el paso en 3 meses y que de su duración en el tiempo dudaba mucho de ella. Parece que en este aspecto Juan Guraya se equivocó ya que las imágenes siguen saliendo en las procesiones de Bilbao.

Es en este conjunto modelado por Guraya en escayola donde las imágenes nos presentan un primer estudio realizado por el artista, de lo que pasado un tiempo se plasmó en madera. Al no poder, Guraya, plasmar como él deseaba su expresividad en cuerpos tallados en madera para la Semana Santa de Valladolid. Ya que la escayola tapada con mantas no permite emoción estética alguna, debió limitarse a buscar esa expresividad en los cuerpos en actitudes de movimiento y sobre todo tratar de destacar la composición facial de sus rostros. Las miradas convergen todas ellas en la figura del Señor, exceptuando la de las dos últimas figuras. Es comprensible que Judas, como traidor, apartara su vista de Cristo, pero se desconoce que llevó a Guraya a crear esa composición casi simétrica, en cuanto a la actitud de mirada apartada, con el otro apóstol opuesto a Judas.

Este paso procesiona en la Magna Procesión de la Santa Cena, la tarde del Jueves Santo.

 

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