La Semana Santa bilbaína crece


En 1.916 se le encargaría a los arquitectos j. Arancibia, Diego de Basterra y Manuel Smith un informe acerca del estado de los pasos, su conclusión es aplastante: "... es nuestra leal opinión que deben hacerse otros nuevos pasos. Se encuentran algunos deteriorados, otros son francamente rechazables y algunos de los mejores, se le descubre su estructura de yeso y arpillera, por lo tanto no creemos deben hacerse salvedades, y opinamos que los nuevos deberan tener los mismos asuntos que los acuales, encargándolos según los Srs. Curas Párrocos lo distribuirán a artistas de reconocido mérito, quizá inspirando o reproduciendo pasos antiguos..."

Hasta 1.893 los pasos se guardaban en el hospital de Atxuri pero ante las obras proyectadas por el ayuntamiento se construye un humilde local en la calle Ollerías Altas que sirvió para guardar los pasos hasta 1.919, en que se construye una nave en la Avenida de Miraflores, siendo trasladados allí.

En 1.923 la parroquia de los Santos Juanes vio llegada la hora de la renovación de los pasos, abriendo una suscripción y constituyendo una Junta de renovación de pasos de Semana Santa, formada por los párrocos de Bilbao, dos representantes del Ayuntamiento, tres arquitectos, así como otras prestigiosas personas de la villa. En el año 1.924 el Ayuntamiento aprueba una subvención de 2.500 Pts. para cada uno de los pasos que se renovasen.

La primera acción de esta comisión fue el encargo a Quintín de torre del nuevo paso de la Oración del Huerto que estaba terminado para la Semana Santa de 1.925.

La Diputación de Bizkaia optó por costear a su cuenta el nuevo paso de El Descendimiento que Quintín de Torre terminó en 1.927.

Los pasos desde los orígenes de la cofradía habían sido conducidos a hombros por los cofrades pero en los últimos tiempos se contrataban cargadores del puerto para poder realizar las procesiones. En 1.925 dejaron de ser cargados por personas pagadas para ello y serían portados por jóvenes llamados a través de la cofradía. Después de la renovación de los pasos, debido a su gran peso, comenzaron a sacarse sobre ruedas en 1.929.

En estos tiempos la cofradía era presidida por el párroco de los Santos Juanes y los portadores eran reclutados a través de la prensa. La situación era muy tensa y las autoridades tuvieron que tomar medidas de orden público durante las procesiones ya que se temían incidentes provocados por los anticlericales, incluso el Gobernador Civil recibiría amenazas como "si acudes a la procesión del Santo Entierro, no volverás de ella". En 1.931 entraría la República en el Estado Español y se suspenderían las procesiones de Semana Santa hasta 1.938, después de la entrada de las tropas nacionales en Bilbao.

El 2 de abril de 1.939, Domingo de Ramos, se realiza una reunión en la Parroquia de los Santos Juanes, bajo la presidencia del párroco, en la que se forma una Junta Directiva para que presente nuevos estatutos con el ánimo de retomar la vida de la cofradía.

Esta Junta Directiva quiere restablecer la costumbre de la práctica del Vía Crucis y sugiere al Ayuntamiento la restauración del Calvario que lleva a Begoña porque faltan Cruces o están deterioradas. El Ayuntamiento acuerda en sesión extraordinaria, el 2 de Diciembre de 1.939, reconstruirlo por completo.

A principios de 1.942, Eduardo Urresti presentó un diseño para unas nuevas andas de la Virgen de la Soledad, sin encargo de nadie. La Junta Directiva se quedó prendada del proyecto y se realizaron para el siguiente año.

En 1.943 se realizó el nuevo paso de la Santa Cena, obra de Juan Guraya Urrutia.

En 1.944 se realizó el paso de San Juan por José Larrea gracias a la donación de Alfredo Alonso Allende..

En 1.945 Quintín de Torre realiza el paso de las Tres Cruces gracias a la donación de los hijos de D. Isidoro Delclaux.

En 1.947 se realiza el paso del Cristo Yacente gracias a la donación de Dña. Felisa Centeno.

En 1.954 la cofradía celebra sus 400 años de vida. El resto de cofradías bilbaínas encabezaron una colecta de fondos para regalar a la Vera Cruz un nuevo relicario para el Lignum Crucis. Éste se realizó en los Talleres Granda en plata de ley repujada y está decorado con doce esmaltes con escenas de la pasión y el escudo de la Vera Cruz. El acto central de estas celebraciones tuvo lugar en septiembre, una solemne Eucaristía en los Santos Juanes con la presencia de todas las autoridades y representaciones oficiales y el prelado de la Diócesis, D. Casimiro Morcillo. A su término se inauguró el crucero que se encuentra a la izquierda de la fachada de los Santos Juanes, una Cruz monumental de piedra labrada, teniendo en el fuste de la columa esculpidos los emblemas de la Vera Cruz.

En 1.955 se realiza el nuevo paso de los Azotes por Ricardo Iñurria, terminando con esta obra la renovación de los pasos de la Vera Cruz comenzada en los años 20.

En el año 1.962 el ayuntamiento deja de acudir a las procesiones en cuerpo de comunidad, enviando un solo representante, también retira la subvención que desde el principio de su existencia venía dando a la cofradía pra sufragar los gastos de las procesiones. Esto es solo un adelanto de lo que la cofradía viviría en los siguientes años. A finales de los 60 todo lo referente a los días de Semana Santa comenzaría a experimentar un cambio, debido en gran manera a la relajación espiritual que una buena parte de la sociedad empezaba a experimentar, a lo que ayudó la proliferación de los utilitarios y el comienzo de un turismo que dejaba la villa vacía durante cinco días.

En el año 1.967 la cofradía lanza un comunicado en el que se expresa que arrastra un déficit de 250.000 pts. y que de organizar ese año las procesiones el déficit quedaría fijado en 300.000. La cofradía siguió adelante, aún con serios problemas económicos y escasa participación de cofrades, pero nunca dejó de organizar la procesiones con la ayuda de las demás cofradías de la villa.

En el año 1.971 la parroquia de los Santos Juanes dirigió una comunicación a la cofradía, a través de su párroco, indicando que no podían realizar movimiento de imágenes en el templo ni funciones sin su autorización. A partir de ese momento la cofradía no contaría con ningún sacerdote para su dirección espiritual y deberían abandonar la parroquia por un espacio de dos o tres años debido a unas obras que se iban a realizar en el templo y que proponía el traslado de su sede social al templo que los Padres Pasionistas tienen en Deusto y que fuesen éstos los que dirijan espiritualmente la cofradía. El Abad de la cofradía contestaría al párroco que la cofradía estaba instaurada en los Santos Juanes desde su fundación y que los cultos de Semana Santa habían estado organizados hasta entonces por la Cofradía. Tras una reunión a tres bandas con el Vicario General de Pastoral, quien recondujo la situación, la cofradía pudo seguir unida a la Parroquia de los Santos Juanes como hasta entonces.

La crisis de la cofradía llego a su punto más acuciante a finales de los años 80. En 1.989, el día de Viernes Santo, solamente había cofrades para sacar la Soledad y San Juan, no pudiendo ir nadie en filas por falta de cofrades.

Este mismo año se creó la Hermandad de Cofradías Penitenciales de la Villa de Bilbao para poder coordinar la labor común de las cofradías existentes y poder salir de un bache que no solamente afectaba a la Vera Cruz. Actualmente pertenecen a esta hermandad, a parte de la Cofradía de la Vera Cruz que ostenta la presidencia de forma permanente, las Siguientes:

Cofradía de la Pasión (Fundada en 1.941)

Cofradía de Ntra. Sra. de la Merced (Fundada en 1.943)

Cofradía de la Madre de Dios de las Escuelas Pias (Fundada en 1.944)

Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Fundada en 1.947)

Sacramental Cofradía de Ntra. Sra. de Begoña y Hermandad Penitencial del Sto. Cristo de la Humildad y Ntra. Sra. de la Caridad. (Fundada en 1.947)

Cofradía Penitencial del Apóstol Santiago (Fundada en 1.947)

Cofradía Penitencial de la Santa Eucaristía (Fundada en 1.959)

Hermandad de los Cruzados Eucarísticos (Fundada en 1.982)

En los años 90 ya eran muchas las cofradías que habían incorporado a sus filas la presencia de las mujeres. Este debate se dio también en el seno de la Vera Cruz y en la Semana Santa de 1.992 se abrió la puerta a que las mujeres pudiesen ser cofrades de pleno derecho.

Pasada esta Semana Santa, un grupo de jóvenes entusiastas se dirigen a la cofradía con la intención de crear en su seno una sección musical. En la Semana Santa de 1.993 la cofradía de la Vera Cruz salió a la calle acompañada de su propia banda de cornetas y tambores.

Estos hechos marcaron la recuperación de la cofradía pues si bien a finales de los años 80 el libro de hermanos constaba de 70 nombres, a finales de los 90 recogía la inscripción de más de 1.000 hermanos.

En el año 1.993 llega comunicación a la Cofradía de la Vera Cruz de que el caserón que poseía en Miraflores, donde guardaba los pasos, era expropiado para llevar adelante un nuevo proyecto de urbanización en la zona.

La Junta Directiva de la Vera Cruz pone el ojo en un edificio abandonado en el Casco Histórico que puede reunir las condiciones necesarias de volumen y capacidad como para albergar las instalaciones del museo aunque necesitaba una costosa reforma integral. El edificio fue construido en origen por la Diputación de Bizkaia como alhondiga y depósito franco de bebidas espirituosas, después fue almacén de carbón para, finalmente, quedar abandonado y en ruinas.

Para su adecuación, la cofradía de la Vera Cruz aportaría el liquido resultante de la expropiación del caserón de Miraflores y el resto del importe fue sufragado a partes iguales entre el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia. El museo, por expreso deseo de la Cofradía de la Vera Cruz, se pondría a nombre de la Hermandad de Cofradías Penitenciales para que pudiese servir de proyecto común de toda la Semana Santa bilbaína albergando en su interior la totalidad de la riqueza histórico-artística que poseen las cofradías bilbaínas.

En el año 1.997 se hizo entrega del edificio y se trasladaron allí los pasos de la Semana Santa bilbaína. Hubo que esperar hasta el año 2.001 en que, tras unas obras de adecuación museística, el museo de la Semana Santa pudo ser abierto al público.