La Diputación de Vizcaya decidió en sesión del 1 de octubre de 1924, costear un paso para la Cofradía de la Santa Vera Cruz en un afan por dotar a la Semana Semana Santa bilbaína de una mayor calidad en sus obras, concretamente el del "Entierro de Cristo", llamado "El Descendimiento". Casi con seguridad, el equívoco sobre la denominación proviene de la anterior existencia de un paso barroco, de Francisco de la Dehesa (1685). Dicho conjunto escultórico representaba el momento en que Nicodemo y José de Arimatea descendían de la Cruz al cuerpo inerte del Señor. Gravemente deteriorado, fue sustituido en 1926 por el actual que sigue recibiendo el nombre del antiguo. Por añadidura, la existencia en el nuevo paso de una Cruz, aunque sin Crucificado, ha contribuido a confundir ambas escenas, muy próximas en el tiempo, pero distintas.

Para su realización se volvió a llamar al mismo artista que estaba realizando el paso de la Oración en el Huerto, Quintín de Torre. Se le pagó por ello 50.000 pesetas, sin andas, cuyo coste se valoró en 10.000 pesetas. El estreno del paso hubo de retrasarse dos años ya que tanto el Viernes Santo, 15 de abril de 1927, como el Viernes Santo 30 de marzo de 1928, tuvo que suspenderse la Procesión del Santo Entierro por lluvia. Por todo ello hay que esperar al 29 de marzo de 1929 para poder ver el nuevo paso por las calles de Bilbao.

El grupo lo constituyen 5 figuras de un naturalismo crudo: Cristo, la Virgen, San Juan, José de Arimatea y Nicodemo. Se realizó en madera policromada y el tamaño de las mismas es mayor que el natural. Aunque recibe el nombre del Descendimiento, Quintín de Torre huyó de la configuración del viejo "bulto" que la Cofradía poseía de esa escena y represento el momento en que ya se ha descendido la figura del Señor, y éste es llevado camino de la tumba. Hay que destacar la perfección anatómica del sagrado cuerpo. Los rostros anonadados, como perdidos, donde destaca el de la Virgen como Madre despidiéndose de su Hijo después de haberlo tenido entre sus brazos o el de Sª Juan, a su lado, con expresión de dolor y dirigiéndose a personajes no figurados en el Paso. En esta obra de Torre se plasman su toque personal en el tratamiento de las características que definen las obras de la imaginería castellana; el atormentado espiritualismo, el dramatismo y el dolor que se desprende de los rostros, sobre todo en el rictus de las bocas, todo ello acentuado con ese patinado cárdeno, cerúleo, que consigue a través de sus estofados y policromías y que contribuyen a resaltar sus imágenes y a retrotraemos a las composiciones barrocas.

Todo ello fue captado por los espectadores de la época, de ahí la buena acogida que tuvo la Cabeza de San Juan en la Exposición Nacional de 1904. La obra en conjunto fue presentada en la Exposición del Círculo de Bellas Artes de 1927 y el grupo de San Juan y La Virgen se envió a la Exposición de Bellas Artes de Venecia en 1940.

Este paso sale en la Magna procesión del Santo Entierro en la tarde de Viernes Santo.

 

Pinchando sobre el siguiente botón accederá a una pequeña reseña biográfica sobre el escultor.